Salas - Tineo

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  • 19,1 km.
  • x horas
  • faltan a Santiago 259,3 km.



Pasamos por debajo del arco del Castillo de Salas, cruzamos el casco antiguo y salimos de la localidad caminando por una pista de tierra al lado del río Nonaya y atravesando un hermoso bosque. Continuamos ascendiendo unos dos km. y llegamos a El LLanón, en la carretera general N-634.




Seguimos por la carretera en un trayecto peligroso ya que no hay arcén. Al poco, tomamos un camino a la izquierda, junto a una casa vieja, antes de que la carretera en curva a la derecha atraviese un puente. Seguimos ascendiendo por este camino entre árboles y llegamos al alto de Porciles y después a Bodenaya. Pasada la iglesia giramos a la derecha y salimos a la carretera general N-634 que nos conduce en línea recta a La Espina, donde podemos desayunar o comer ya que cuenta con todos los servicios.




A la salida de La Espina, localidad que atravesamos por la carretera general, tomamos una senda a la derecha, en llano, pasamos La Pereda y después El Pedregal.




Poco después seguimos un pequeño tramo por la carretera y un poco más adelante giramos a la derecha por junto a un crucero. Pasamos Santa Eulalia y Zarracín que dejamos a la izquierda ya que no los atravesamos. Continuaremos el camino, casi siempre en llano hasta llegar a San Roque, ya a las puertas de Tineo.




En San Roque, donde se celebran anualmente las fiestas de Tineo, hay bar y una área de descanso bastante grande. Ya sólo nos queda descender hasta Tineo que se asienta en la ladera de la montaña.






Después de tomar un café junto con Ana María y Roberto nos despedimos, Roberto se va carretera arriba en su bici y Ana María prefiere salir un poco antes y tomarlo con calma. Yo leo la prensa, tranquilamente, y emprendo la marcha a las 9:00 horas.

La subida hacia La Espina atraviesa un bonito bosque y, si hace sol, la sombra se agradece. En menos de dos horas alcanzo La Espina, donde aprovecho para desayunar un bocadillo y algo de fruta.

Aunque la subida no es dura siento las piernas un poco agarrotadas, supongo que en los próximos días las tendré más "en forma" cuando me acostumbre más. Así que, físicamente, bastante bien. Y anímicamente también, tanto tiempo caminando en solitario da mucho tiempo para pensar pero, en muchos momentos, la mente se queda en blanco y sólo hace caso a los sentidos, para concentrarse en las sensaciones y admirar el paisaje, las gentes...

Desde La Espina hasta Tineo el camino, aunque está bien, se hace un poco pesado, parece que nunca vas a llegar. Pero, de pronto, aparece el campo de fútbol, ya estás en San Roque, llego a las 15:15 horas. Me acerco hasta el ayuntamiento a preguntar por el albergue y la policía, amablemente, me acerca hasta el Bar Stop, donde tienen la llave. El alberque es nuevo y muy grande, ocupa los bajos del centro de salud.

Después de ducharme y lavar la ropa a descansar un poco mientras llega Ana María, a la que debía de adelantar en La Espina, supongo.

Esta noche, junto con Ana María, decidimos darnos un homenaje. Así que vamos a cenar "chosco" en el Bar Los Tres Chicos. Había hablado mucho a Ana María sobre este embutido y las espectativas se cumplieron de sobra, la verdad es que la sopa y la bandeja de chosco con patatas fritas que nos metimos entre pecho y espalda estaban buenísimos. No dejéis, de ninguna manera, de probar este manjar y, si puede ser, en el Bar Los Tres Chicos mejor que mejor, os atenderán especialmente amables y en un ambiente muy familiar.

Después de cenar, vuelta al albergue, ya es de noche y ¡vaya frío!, el termómetro marca 7ºC. En el albergue encontramos a una pareja de Oviedo que está haciendo el camino por tramos cuando tienen unos días libres, un señor de Bilbao y cuatro señoras de Bilbao.
Después de una conversación entre todos sobre las experiencias viajeras de cada uno, a descansar que ya son las 24,30 horas. Por cierto, esta noche ya no me la va a fastidiar nadie "roncando", me compré unos tapones para los oídos en la farmacia de Tineo.


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